
Desde la más tierna infancia me acostumbré a husmear entre las estanterias repletas del material más variado en busca de algo especial, diferente. Podía pasarme horas seleccionando qué comprar.
Hoy continuo con mi afición, el tiempo vuela mientras paseo entre papeles, colores, libretitas, lápices, estuches, clips, rollers, rotuladores, etc.
Y aunque cada vez que entro en una papelería intento comprar solamente lo que necesito, no logro salir sin adquirir alguna cosita que me llama la atención. La última fruslería que compré fueron unas chinchetas de mariquitas para igi y otras de libélulas para mí. El caso es que no sé para que las voy a utilizar ni tengo dónde clavarlas, pero es que eran una verdadera monada.
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